Berlín es

Berlín es una ciudad histórica, moderna y ecléctica, pero también un lugar oscuro, pobre y sexy. En el oeste de lo que podríamos considerar la parte interesante de la ciudad, se extiende el residencial barrio de Charlottenburg, una de las zonas más aburridas de la ciudad, hasta alcanzar la enorme extensión central ocupada por el Tiergarten, el gigantesco parque berlinés que contiene el zoo más famoso de la ciudad en cuyos alrededores se prostituyeron decenas de niños al terminar la segunda guerra mundial. Zoologisher Bahnhof, la estación del zoo es el lugar de paso de varias líneas de U-Bahn y S-Bahn, los dos tipos de metro que comunican la gran capital alemana bajo y sobre tierra, atravesando constantemente de este a oeste como si el muro nunca hubiese existido en el reino del transporte público. Detrás de la estación se encuentra el museo Helmut-Newton de Fotografía, con exposiciones de diversas temáticas, entre ellas fetiches de la moda, fotografías de peligrosos delincuentes norteamericanos o representaciones gráficas de catástrofes naturales. Bajo el Tiergarten se encuentra el barrio tradicionalmente homosexual de Schöneberg y la Ku´damm, la avenida comercial más famosa de la ciudad (solo comparable, quizá, a Friedrichstrasse, situada en la parte este). Estamos aún en la parte occidental de Berlín, donde el capitalismo impera desde el final de la guerra y apenas hay diferencia con cualquier otra ciudad del resto de Europa: todavía no nos hemos topado con la historia. Los que no conocemos la ciudad cometemos el error de tratar de identificar el centro de Berlín, pero los que residimos allí aprendemos pronto que cada zona de Berlín tiene su propio centro. Las zonas más emblemáticas de la ciudad se distribuyen por el este de la ciudad, a la derecha del Tiergarten encontramos Potsdamer Platz, un monstruoso y sorprendente complejo futurista presidido por el inmenso y eléctrico Sony Center, eje central de los tres rascacielos que conforman el perfil de la famosa plaza. En Potsdamer Platz está la cinemateca berlinesa y es donde tiene lugar la Berlinale, el famoso festival de cine independiente, todos los años a finales de invierno. Además, hay algunos restos del muro en los cuales se ha convertido en tradición pegar chicles y una jirafa de Lego en donde los turistas se hacen fotos como si se tratase de la torre Eiffel. Berlín es diferente. Por la zona tenemos también la Alexanderplatz, una enorme superficie asfáltica en donde se alza la estrella guía de Berlín, el monumento más visto desde cualquier punto de la ciudad: la Fernsehenturm, la enorme antena de televisión que esconde un restaurante giratorio en la bola situada a 204 metros de altura. Cerca de ambas plazas hallamos la renombrada Puerta de Brandenburgo, por donde los nazis desfilaban febriles entonando cánticos y alzando antorchas de fuego sobre su ardor racista y destructivo. Durante el Festival de las luces de Berlín todos estos monumentos se iluminan con proyecciones coloridas, luces de neón y anuncios de Volkswagen.

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