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Mostrando entradas de enero, 2016
Hoy es día 13 y acabo de llegar a Granada, primera vez en este Feliz Año Nuevo Exactamente Igual Que Cualquiera De Los Otros, de los usados que han ido pasando como pasan los calcetines al cesto de la ropa sucia, o la gente por los charcos en los días de lluvia, que qué más da, porque es lo que tiene el lenguaje, que lo mismo vale para hablar de calcetines, de bragas rajadas o de paraguas de colores bajo la lluvia, lo habéis podido comprobar ahora mismo. Quizá sea cierto que el autobús llegó hace un par de días, pero el reencuentro con mi cuarto ha sido hoy, la vuelta al hogar, home sweet home , o lo que carajo sea esto. Porque hogar, lo que se dice hogar, es el lugar en el que pienso cuando algo me va mal, y entonces con mi madurez desbordante busco soluciones prácticas que nunca llevaré a cabo como llorar desconsoladamente con los mocos colgando sobre el vientre de mi madre mientras grito como una histérica y le doy golpes a la pared impregnada también de mocos. Y no me vengas con gi...
Que te jodan bien y me dejes en paz, vacío de mierda, folio blanquecino que esperas párarro altivo, cadena de letras arrogante, sintaxis traicionera, verso retorcido, poesía alcahueta, léxico de perros, alimento de ignorantes. Hacedoras de la nada, una fantasía ridícula, emoción de desleales, tachuela en llamas para los cobardes acojonados ante la realidad. No ensucia más la brea que el abecedario, creador de patrañas, ficciones inhumanas, chupacabras de celulosa, armatoste de papel, artificio de lunáticos, viajes para los pobres, maravillas para los ciegos, narcótico para los amantes, delirios de grandeza para los incautos, germen de la alucinación, alivio del demente incurable. Cuando os domaba y creaba ángeles, volaba con ellos, llorábamos desde el cielo, derramando lluvia y llanto sobre los rostros de la gente. Pero ya no nos llevamos tan bien, cabrón de mierda, y lo sabes. Me acusas de abandono, falta de interés, abulia incurable, una actitud incorregible. ¡Mira cómo me declaro ...

La canción del oeste

Jinete sin cabeza, jinete como un niño buscando entre rastrojos llaves recién cortadas, víboras seductoras, desastres suntuosos, navíos para tierra lentamente de carne, de carne hasta morir igual que muere un hombre. A lo lejos una hoguera transforma en ceniza recuerdos, noches como una sola estrella, sangre extraviada por las venas un día, furia color de amor, amor color de olvido, aptos ya solamente para triste buhardilla. Lejos canta el oeste, aquel oeste que las manos antaño creyeron apresar como el aire a la luna; mas la luna es madera, las manos se liquidan gota a gota idénticas a lágrimas  Olvidemos pues todo, incluso al mismo oeste; olvidemos que un día las miradas de ahora lucirán a la noche, como tantos amantes, sobre el lejano oeste, sobre amor más lejano. Luis Cernuda (España-1902) De “Un río, un amor”