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La llegada

Yo llegué a esta ciudad con una maleta pequeña y un cuerpo enfermo que tiritaba cada noche bajo el brazo. Traje de obsequio un ramo de nervios y una vasija húmeda donde calmarlos todas las noches cada noche con arena roja de hueso y carne blanca machacada. A la piel de la flor se debe cuestionar el tacto viscoso y el aliento caliente -como el de casi un muerto- pues si llegué a esta ciudad y me arrojé sobre las tumbas fue solo sobre aquellas sin flores por la responsabilidad estética o moral de quien fantasea una muerte bella (la consecución del morir bien calibra el jardín y epitafio de la lápida). Yo llegué a esta ciudad -hambriento- como un perro cojo y viejo viviendo tras una larga noche de insomnio de espejos de agua oscuridad e invierno. Me pregunto pues en esta ciudad cómo recomponer mi pata quebrada (de gorrión minúsculo) cómo recuperar las escamas pérdidas (de basilisco indefenso) cómo regar con sangre los nervios del jarrón sanar sus t...

Imaginemos a un hombre

Imaginemos a un hombre que ha dejado atrás a sus viejos amigos, un hombre que ha traicionado a su pareja (o que tal vez ha sido traicionado por ella) y cuya familia (que se reduce al núcleo más cercano) ha muerto hace ya varios años. Imaginemos, en definitiva, un hombre solo, abandonado por todos y alejado de todo aquello que alguna vez amó o podrá amar. Pensemos en un hombre que, en la cumbre de su madurez y en la antesala del descenso a la vejez, se encuentra por completo despojado de aspiraciones y sueños. Antaño su corazón era un cazador voraz, proclive a delirios de todo tipo, pero el tiempo le ha transformado en un animal desprovisto de instintos, una presa indolente y, sin embargo, en cierto sentido es más libre de lo que nunca fue cuando amaba, pues jamás volverá a sentirse limitado por obstáculos como el miedo y la inseguridad. Tampoco tropezará nunca más con el dolor, porque la inexistencia de vínculos con el exterior imposibilita toda dialéctica entre el deseo y el fracaso....

Lalo Cura

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Lo bueno nunca muere de repente pero entra en decadencia poco a poco. Lo bueno si muere se aferra al corazón como una larva y cría huevos de fantasías mitificadas. Todos adoraban su juventud rindiéndole pleitesía tras la coraza y cárcel de sus chaquetas de lana, y quien no lo hiciera sería crucificado, tachado de loco o insensato, atravesado por miradas como de viejos que contemplan a un blasfemo escupiendo a los pies de la Virgen. Al mirar hacia atrás, en un espejo deformado, ninguno recordó que la locura de los primeros años no se disipa, sino que se homogeniza aunque intensifica disfrazada bajo una capa de aceptación social de trastorno mental modernizado. Los cristales desde los que huesos a punto de quebrar se percibían como desbordadas gordas de dimensiones desmesuradas se han convertido en un espejo de nuevas madres anoréxicas. Las grandes promesas de la infancia, listos como ningún otro y a la vez tan vulgares como cualquiera que aun no se haya visto a ...

Nueva reconquista de Graná

Ha nevado en Cracovia y el mismo invierno aquí cubre de viento y dorado las escamas más altas de los tejados de Graná. Albaicín de cipreses y flores, de cuestas rubias y ráfagas de luz bajo las lluvias de primavera. Frente a la Torre de la Vela comienzo mi reconquista, la del sol y la nieve, bendecida por los astros, encomendada a los planetas. Ahora sí, conozco de mis límites sus emplazamientos. Podré iniciar la ofensiva, presentar batalla y conquistar un mundo lleno de hogueras y luna, rebosante de luz y fuego, artificios de mi juventud. De todas las batallas contra uno mismo es la única verdadera. cuando frente a las huestes del pasado, henchido de valor y revestido de presente, uno enarbola la bandera del futuro. Frente a la Torre de la Vela, la sangre fluye caudal sereno, los nervios ondean al viento y a lo lejos se distingue el fuego de una hoguera. Las sombras que bailan en ella lloran gritando por mi compañía. Yo voy, no como hombre, ni muje...
Los fantasmas de la infancia se vuelven transparentes con los años, hasta casi desaparecer. O eso pensamos. En realidad se han ido deformando, poco a poco, renunciando a su consistencia, abrazando la incorporeidad. Extienden sus extremos y ensanchan sus fauces. Nos abrazan, nos envuelven con su translúcido cuerpo, tan invisible ya que no comprendemos cómo nuestros ojos observan tras ellos todo lo que nos ocurre en la vida, cómo tras sus manos se esconden aquellas nuestras con las que elegimos, cómo sobre nuestras emociones siempre hay una capa, fina, apenas perceptible y casi ya olvidada, que nos envuelve y que arrastramos, a veces liviana, otras convertidas en una carga insoportable. A veces uno siente la necesidad de posar sus ojos sobre letras que formen un salmo tranquilizador, una guirnalda tipográfica que pacifique nuestros sentimientos, acune nuestros sentidos, duerma nuestra alma. Asi que uno abre la Biblia hispana –no soy yo la primera que lo ha dicho- y busca en Oliveira...
Hoy es día 13 y acabo de llegar a Granada, primera vez en este Feliz Año Nuevo Exactamente Igual Que Cualquiera De Los Otros, de los usados que han ido pasando como pasan los calcetines al cesto de la ropa sucia, o la gente por los charcos en los días de lluvia, que qué más da, porque es lo que tiene el lenguaje, que lo mismo vale para hablar de calcetines, de bragas rajadas o de paraguas de colores bajo la lluvia, lo habéis podido comprobar ahora mismo. Quizá sea cierto que el autobús llegó hace un par de días, pero el reencuentro con mi cuarto ha sido hoy, la vuelta al hogar, home sweet home , o lo que carajo sea esto. Porque hogar, lo que se dice hogar, es el lugar en el que pienso cuando algo me va mal, y entonces con mi madurez desbordante busco soluciones prácticas que nunca llevaré a cabo como llorar desconsoladamente con los mocos colgando sobre el vientre de mi madre mientras grito como una histérica y le doy golpes a la pared impregnada también de mocos. Y no me vengas con gi...
Que te jodan bien y me dejes en paz, vacío de mierda, folio blanquecino que esperas párarro altivo, cadena de letras arrogante, sintaxis traicionera, verso retorcido, poesía alcahueta, léxico de perros, alimento de ignorantes. Hacedoras de la nada, una fantasía ridícula, emoción de desleales, tachuela en llamas para los cobardes acojonados ante la realidad. No ensucia más la brea que el abecedario, creador de patrañas, ficciones inhumanas, chupacabras de celulosa, armatoste de papel, artificio de lunáticos, viajes para los pobres, maravillas para los ciegos, narcótico para los amantes, delirios de grandeza para los incautos, germen de la alucinación, alivio del demente incurable. Cuando os domaba y creaba ángeles, volaba con ellos, llorábamos desde el cielo, derramando lluvia y llanto sobre los rostros de la gente. Pero ya no nos llevamos tan bien, cabrón de mierda, y lo sabes. Me acusas de abandono, falta de interés, abulia incurable, una actitud incorregible. ¡Mira cómo me declaro ...